De las “Pescas Milagrosas” a las “Multas Milagrosas”

Algunos colombianos manifiestan su inconformismo por las cámaras de ‘fotomultas ‘. – Archivo/GENTE DE CAÑAVERAL
Arcesio Bello
Periodista de Barrio
Hace unos años recorrer las carreteras nacionales se convertía en una proeza, salir de Bucaramanga hacia cualquier destino era una “ruleta rusa”, contarle a un amigo o familiar sobre la intención de viajar a la costa de vacaciones vía terrestre, antes que felicitaciones, lo que causaba era preocupaciones y los deseos de buena suerte, todo por las temidas “Pescas Milagrosas”, que se constituyeron en uno de los medios de financiación del grupo subversivo que todos conocemos.
Y ahora que esa historia negra de la violencia en Colombia ya está erradicada y se ha reactivado el disfrute de la hermosa geografía nacional recorriendo nuestras rutas nacionales, surge un fenómeno al que si no se le pone atención puede empeorar, y terminará reversando esa tendencia; me refiero a las ‘fotomultas’ en las vías nacionales, incluyendo esas de cuarta generación que últimamente están cacareando, las doble calzadas, las que sacarán al país del atraso en la infraestructura vial, Ruta del Sol, por nombrar una.
No es que esté en contra del uso de la tecnología para el control vial, para la reducción de la accidentalidad y la seguridad del peatón en los centros urbanos, ni más faltaba, por supuesto que hay que respetar los límites de velocidad y las señales de tránsito en general, el tema es que por encima del uso de las cámaras como prevención está el marcado interés por la facturación, por el negocio; por el “cvy” (cómo voy yo), por el abuso en que se está convirtiendo su uso. La ubicación estratégica de algunas cámaras, no precisamente para prevenir, así lo demuestran, y la ubicación indiscriminada por el territorio nacional.
Ejemplos hay muchos, quiero mencionar algunos de los cuales he sido testigo de manera directa o indirecta, cualquier pueblito por más pequeño que sea tiene su contrato de ‘fotomulta’ con un tercero. Entre Sincelejo y Barranquilla, para citar un caso, hay 17 cámaras, alguien que no sea habitual usuario de esta vía, puede fácilmente terminar al final del feliz viaje con igual número de ‘comparendos’, porque son acumulables; recientemente un amigo que no sobrepasa en carretera los 80 km/h resultó con dos ‘comparendos’ electrónicos, impuestos en menos de 3 km y con un espacio en tiempo de menos de 4 minutos, porque en Corozal (Sucre) hay dos cámaras ubicadas a la entrada y salida del casco urbano y con restricción de velocidad de 60 y 40 km/hr respectivamente, es decir, que quien caiga en la primera, por supuesto que repite en la segunda, y él terminó pagando las dos infracciones. Para no ir tan lejos, entre Piedecuesta y Floridablanca, en inmediaciones del estadio de Floridablanca hay una cámara camuflada entre el follaje de los árboles, al acercarse al sitio hay un aviso que indica 60 Km/h, enseguida, en no más de 40 metros, se reduce la indicación a 40 Km/h y esta ya lo cubre la cámara. Quien no conozca la vía y es juicioso cumpliendo las indicaciones viales reduce a 60Km/h, pero con seguridad no se percatará de la que está en la cobertura de la cámara.
Este tema ya tiene tintes de corrupción y no está muy lejos que se descubra un ‘cartel de las fotomultas’ en el país, situación que está llevando de nuevo a desestimular el uso de nuestras carreteras por carros particulares. Entonces aquel eslogan que se ha hecho tan popular “Viva Colombia, viaja por ella” es más bien “Viaja Colombia, paga por ello”, todo por cuenta de las “Multas Milagrosas”.