Una aplicación para una sana alimentación

Para Luz Helena Villamizar es importante promover buenos hábitos alimenticios en los niños y niñas, pues esto se ve reflejado en su salud. – Javier Gutiérrez / GENTE DE CAÑAVERAL
Audry Laguado
Gente de Cañaveral
A Luz Helena Villamizar le gusta observar cómo se alimentan sus estudiantes, sus amigos. Es ingeniera de alimentos y docente de la Universidad Industrial de Santander, UIS. Ligada a su profesión le preocupa que la gran mayoría no vaya por buen camino a la hora de alimentarse.
Y fue precisamente ese panorama el que la animó a crear una aplicación tecnológica que le permitiera a las personas mejorar sus hábitos alimenticios, incluso, que pudieran encontrar a la mano los alimentos cinco estrellas y los no recomendados.
“Soy docente de ‘Evaluación de productos’, una clase en la que se analizan los componentes de los productos. Y fue allí donde surgió la duda con los estudiantes de dar claridad a las personas sobre qué debían consumir y qué no, de acuerdo con su condición de diabetes, de cáncer o colon irritable, entre otros”.
Ante la necesidad de enseñar sobre la calidad de los alimentos, la docente pensó en escribir un libro, pero luego surgió la idea de la aplicación para que las personas con alguna condición especial o para quienes simplemente vieran la necesidad de alimentarse bien pudieran hacer uso de ella. Cada alimento está clasificado por estrellas, 5 como la nota más alta y 1 como lo no recomendado.
Surgieron otras ideas
Crear una escuela ‘Come bien’ que va dirigida a colegios y padres de familia fue parte del proyecto. El objetivo, que los niños y niñas pudieran alimentarse de una manera más sana. “Por desgracia uno ve niños de 8 años con triglicéridos y colesterol alto, incluso con hígado graso. Lo que pretendemos con estas escuelas es que los infantes conozcan los alimentos sanos y el mal que les hace al cuerpo alimentos como las galletas de dulce o los jugos. Estamos haciendo las charlas con los niños por medio del juego, y con los padres les estamos contado qué clase de alimentos les están dando a sus hijos. Por otro lado les enseñamos a cocinar y a cultivar alimentos sanos”, dijo la profesional.
El plan arrancó en el colegio San Pablo y poco a poco se está extendiendo en colegios del sector de Cañaveral. El reto, explica Villamizar, es con los niños mayores de 10 años, porque ellos piensan en el qué dirán sus amigos si los ven comer un alimento hecho en casa y no el que está de moda. Y también con algunos padres, quiene expresan que no hay nada malo en la comida porque a ellos no les ha pasado nada, aún sabiendo que algunos le dan a sus bebés hasta gaseosa. La meta será evitar que esté en riesgo la salud de las nuevas generaciones.