Victoria Torregosa,100 años de vida llenos de felicidad
Audry Laguado
Gente de Cañaveral
Ni la nieve de los años que cubrió su cabello, ni las cicatrices naturales del paso del tiempo, dejan ver a simple vista la verdadera edad de doña Victoria Torregosa.
“¡Buenas tardes ‘mijita’, qué placer tenerla acá en la casa!”. Habla con energía, con una hermosa sonrisa que enamora. Sus uñas están perfectamente arregladas, está perfumada, de punto en blanco y se levanta para saludar.
Vive en un quinto piso del conjunto residencial Altos de Cañaveral V etapa, con una de sus hijas. Baja y sube las escaleras, despacio pero sin ayuda. Doña Victoria es el tesoro de su familia, en pocos días celebrará 100 años.
En este siglo de vida, esta morena nacida en Piojó, Atlántico, trajo al mundo seis hijos; cinco mujeres y un varón. En la actualidad tiene 15 nietos y 19 bisnietos y todos están esperando con alegría el 6 de marzo para celebrar las ‘100 primaveras’ de ‘La nona’, como le dicen con cariño.
Un siglo de felicidad
Hace más de 50 años llegó a Santander. La vida la trajo a esta tierra porque a su esposo lo trasladaron por motivos de trabajo. “Él se vino primero y después me vine yo pa’acá a ver con quién andaba”, dijo en medio de risas con un acento costeño que pese a más de 50 años de vida en Santander no se ha podido quitar. A pesar de su cepa costeña afirma: “Yo digo que ya soy santandereana”.
Durante gran parte de su vida se dedicó a la alta costura, pero cuando llegó a estas tierras decidió dar todo el tiempo a su hogar y solo cosía para sus hijas, “después me quitaron la máquina para que no cosiera más (risas) pero aún hago cositas”.
Con casi tres dígitos en su vida, prepara algunos platos en la cocina, aún agarra hilo, aguja y cose; incluso hace poco se hizo una camisa completamente a mano. Aunque tiene lentes goza de una gran visión.
Sus días son tranquilos. Atrás quedaron los ‘agites’ del día a día y ahora disfruta de la serenidad que tiene en Cañaveral. “Me gusta mucho leer durante el día, cualquier cosita que encuentro enseguida la leo; sobre todo le dedico tiempo a la Biblia. He vivido durante mucho tiempo en Cañaveral y me gusta, disfruto de un buen clima y todo me queda cerca”.
En ocasiones sale con alguna de sus hijas y se van a pie hasta alguno de los centros comerciales, pasean, se toman un café y recuerdan sus tiempos de juventud.
El secreto de su vida
Doña Victoria tiene claro cuál ha sido el secreto para llegar a esta edad con calidad de vida: “El secreto es aceptar la vida como está: no preocuparse porque sucedió esto, porque sucedió lo otro. Si Dios mandó algo para acá o mandó algo para allá hay que aceptarlo, yo sigo la voluntad de Dios. Hay que tomar las cosas con tranquilidad”.
Para celebrar su cumpleaños, en primer lugar harán una misa y luego una fiesta. “Cuando llegó el momento de programar la celebración, pensamos en la misa y dijimos ‘¡hagamos un paseo en familia!’, pero después pensamos que no le habíamos preguntado a mi mamá qué quería. De inmediato dijo; ‘quiero fiesta”, relató Leonor, una de sus hijas. “Yo le tengo que dar gracias a Dios por todo lo que me ha dado, mi vida, mi esposo que fue un gran hombre y mis hijos, pero también hay que celebrar y pa’eso hay que bailar”, concluyó la homenajeada.