“Lo mejor de mi trabajo es verlas bailar”, Lorena
Audry Laguado
Gente de Cañaveral
Lorena Lisbeth Castillo Zapata es una mujer elegante, precisa y segura a la hora de hablar. Y cómo no, si desde que era tan solo una pequeña de 2 años comenzó un camino de disciplina y arte a través del ballet clásico.
Cada vez que habla de ballet su voz y su mirada se iluminan y se llenan de orgullo. La danza es su vida entera y lo supo desde siempre por eso decidió que viviría de la danza y le ha resultado pues desde hace 15 años tiene su propia academia.
Aunque la academia inició en San Gil, hace varios años está radicada en Cañaveral, su escuela se llama Estudio de Bellet Cañaveral y hay desde pequeñas niñas de dos años, hasta jovencitas de 20.
“Soy veleña pero viví en San Gil y mi primera profesora fue mi mamá quien enseñó ballet toda la vida. Lo que más me gustó fue la elegancia y la técnica que se usa para el ballet y eso lo tomé para llevarlo a los otros géneros como la salsa, el merengue y la rumba, por eso es que nosotras somos las únicas que bailamos de todo”.
Esta bailarina santandereana confiesa que su vida ha sido la danza y no lo cambia por nada. “Por cosas de la vida me metí a estudiar derecho, en ese momento aprovechaba los ratos libres y me ‘volaba’ para irme a bailar, practicaba con Dora Barragán.
“Pero fue tanto mi amor por el ballet que me retiré de la universidad, ya ganaba dinero y vi que podía seguir adelante haciendo lo que me gustaba”.
Un reto
Desde siempre Lorena tuvo la idea de tener su propia academia, pero para ella lo más importante era poder formar bailarinas integrales, que no fueran solo bailarinas, que supieran comportarse, por eso ella trabaja etiqueta y glamour en todas las clases.
Pero la oportunidad de hacer su sueño realidad llegó de la manera menos esperada: “yo vivía en Bogotá con mi esposo y con mis hijos, allá trabajaba en un colegio, pero atravesamos un proceso complicado y vi la oportunidad de montar la escuela y lo hice en San Gil.
“Al principio fueron pocas las niñas que aceptaron la prueba de bailar ballet, pero con el tiempo fue aumentando. Ellas fueron las que me ayudaron a llegar a Cañaveral porque pudimos hacer una presentación en el centro comercial, y después de eso abrí la academia acá.
“Al mes de estar aquí ya tenía 40 alumnas solo de Cañaveral”, dijo la maestra de danza, quien recuerda que cuando surgió la idea de montar la escuela su esposo dudaba un poco, pero con el tiempo se dio cuenta de que los resultados eran positivos, ahora es quien más la apoya.
“Se ha perdido la tradición”
Lorena solo ha tenido mujeres entre sus estudiantes, y asegura que de esa manera mató la gana de tener una hija, pues es madre de dos varones quienes, asegura, son grandes bailarines.
“Mi hijos son unos bailarines espectaculares, ellos aprendieron mirándome. Ellos hicieron parte de mi escuela hasta los 7 años, pero se retiraron porque muchos les decían que se estaban volviendo ‘gays’ (risas).
“Pero eso no es así, creo que hace falta más cultura alrededor del tema de hombres bailarines. Si bien es cierto que el ballet da elegancia por sus posturas, no es cierto que cambie la sexualidad de nadie. Todo lo contrario el baile solo trae beneficios”, dijo Lorena.
Por eso uno de sus proyectos para 2015 es poder integrar hombres a su grupo de bailarines y acabar un poco con los estigmas que se tejen alrededor de esta disciplina.
Además Lorena cree que su proyecto ayudará a que el baile de salón no se pierda, como ha ocurrido en los últimos años.
Para esta mujer la danza es un apoyo para la parte física y sicológica de quien quiera aprender.
“Yo le recomiendo a los padres de familia que lleven a sus hijos a danza, y cuando digo hijos hago referencia a los hombres, así ellos aprenden baile de salón porque esta es una tradición que se perdió y los jóvenes de hoy no saben bailar en pareja. Por otro lado son muchos los beneficios que adquieren”, dijo.
La maestra dice que la satisfacción más grande que le deja su trabajo es ver a sus pupilas sobre un escenario disfrutando de todas las enseñanzas que han adquirido.
“Soy una agradecida con Cañaveral y su gente, acá me han recibido y he podido enseñar a muchas niñas que hoy por hoy se defienden de maravilla en un escenario. Para mí lo mejor de mi trabajo es verlas bailar”, finalizó.
100
niñas y jovencitas hacen parte de la academia de Lorena en la actualidad.