¡Una vida dedicada a Dios!

El padre Gustavo es el nuevo rector del Seminario Menor de Floridablanca. – César Flórez/GENTE DE CAÑAVERAL
Audry Laguado
Gente de Cañaverañ
Gustavo Méndez Paredes, tiene 37 años, y desde que era tan solo un adolescente su mente, pero sobre todo su corazón, sabían cuál sería su camino.
Con tan solo 18 años, y en plena reunión con su familia, donde celebraban su grado como bachiller del colegio la Normal de Piedecuesta, les comunicó a sus seres queridos que Dios le había hecho el llamado para servir a los demás y a la iglesia, les dijo que quería ser sacerdote.

Para el sacerdote la familia es fundamental en la formación de los nuevos jóvenes. – Suministrada/GENTE DE CAÑAVERAL
20 días más tarde ingresó al Seminario Mayor junto a 27 jóvenes más. Solo 10, entre esos Gustavo, terminaron el proceso.
Han pasado nueve años desde que se ordenó como sacerdote y en la actualidad el padre Gustavo es el rector del colegio Seminario San Pío X de Floridablanca; es reconocido en Cañaveral porque durante varios años estuvo como vicario de la iglesia Santa María Reina y posteriormente trabajó como capellán en la Universidad Pontificia Bolivariana.
Ahora tiene uno de los retos más grandes de su vida: hacer de las nuevas generaciones buenos hombres para el futuro. Esta es la historia de un hombre que se dejó llevar por su vocación.
El llamado
Bien dicen el adagio popular que ‘muchos son los llamados y pocos los escogidos’, el Padre Gustavo fue uno de los escogidos, pues de su generación menos del 50 % siguió el camino del sacerdocio.
Él sigue en el camino y gran parte de ese recorrido se lo debe a su familia que siempre lo apoyó en este proceso que hoy lo ha llevado a ser un líder de las nuevas generaciones de jóvenes.
“Crecí en medio de una familia muy católica, es desde ese momento que comencé a sentir esos anhelos y ese llamado que Dios me hizo a la vida consagrada, pues ciertamente el ámbito de mi familia me abrió esa posibilidad.
“Además viví una muy bonita experiencia de vida parroquial y eso ayudó bastante”, dijo el sacerdote.
Tras recibir su título de bachiller el Padre recuerda que no titubeó cuando tomó la decisión de irse al Seminario Mayor de Floridablanca. “El día de mi grado, mi familia organizó una comida para celebrar, y todos me hacían la pregunta ‘¿y ahora qué va a hacer usted?’ y recuerdo que aproveché el momento para comunicarles mi decisión.
“Recuerdo que ya había dialogado con quien en ese entonces era capellán del colegio, sobre mi intención de iniciar mi vida sacerdotal y también había hecho varias averiguaciones de qué tenía que hacer para ingresar al seminario.
“Entonces cuando expresé mi decisión en mi familia todos estuvieron muy contentos porque había optado por la formación religiosa”, relató.
El Padre recuerda que durante nueve años de estudio tuvo todas las oportunidades para pensar y analizar su camino y en ese proceso, asegura, se dio cuenta de que su gran satisfacción era poder ayudar a muchas personas a encontrarse con Dios, ser como ese contacto con el Señor le dio satisfacción y felicidad, por eso no dudó y siguió su camino, “yo siento que Dios nos llama, esa es la base fundamental. Él hace el llamado para que uno acepte libre y voluntariamente”.
Para él las nuevas generaciones se han dejado llevar por la sociedad que ofrece muchas cosas materiales y pocas espirituales, sin embargo asegura que aún hay quienes escuchan el llamado: “en el momento actual Dios sigue llamando a muchos jóvenes de muchas formas, lo que sucede es que el ambiente social está impulsando a otras estructuras motivacionales pocos espirituales, sin embargo Dios sabe a quién llama, cómo, cuándo y para qué lo llama.
“El hecho que no tengamos un número exagerado de personas no quiere decir que Dios no haga el llamado, lo que pasa es que uno debe entender que las circunstancias de la sociedad actual cambiaron muchísimo, anteriormente una familia se congregaba entorno al centro, ahora se congregan entorno al centro comercial (risas)… y eso cambia mucho la experiencia vocacional porque se inclinan por otras cosas”.
Su nuevo reto
Con el nuevo cargo como rector del Seminario Menor, llegaron nuevos retos. Por fortuna todos han sido parte del aprendizaje diario con los 135 estudiantes que hacen parte del colegio.
Este sacerdote ha mezclado el conocimiento que adquirió en la Normal Nacional de Piedecuesta con la espiritualidad sacerdotal para sacar adelante a sus estudiantes.
“Ahora que soy rector descubro que hay una necesidad fundamental de argumentar nuevamente la verdadera constitución de la familia para la formación completa de un joven. Las familias mono parentales, las estructuras de abandono, de padres separados, de padres que están más tiempo en el trabajo que en la casa, hacen que exista una dispersión en los canales de desarrollo del joven.
“En este caso nosotros estamos conscientes de esa realidad por eso buscamos en primer lugar que la familia se comprometa con la formación del joven, como colegio buscamos apoyar la formación del joven que es base fundamental para el desarrollo de la familia.
“Nuestro trabajo es que el muchacho tenga bases de formación familiar para que desde ahí se pueda trabajar en él a través de la academia, de la disciplina, de la sicología y de la dirección espiritual que son los cuatro polos por los que trabajamos en el colegio”.