“Quiero ser un profesional de la velocidad”
Juan Sebastián Niño Hernández es un pequeño que a sus escasos nueve años habla como todo un profesional de la velocidad. “Yo practico kartismo desde que era más pequeño. Cuando tenía ocho años mi papá me llevó a una pista de aficionados y ahí empecé a correr. Desde el principio me pareció muy chévere, me gustó mucho la velocidad. Nunca he sentido nervios y nunca he salido herido”.
Hijo del arquitecto Carlos Julio Niño y de la diseñadora Johanna Hernández, este estudiante del colegio bilingüe Divino Niño, que ingresará a cuarto año en 2013, acabó de alcanzar el podio por primera vez en el Rotax Max Challenge de Cartagena, que se realizó a principios de noviembre y que tenía como favorito a ‘Chevy’ Rodríguez,un piloto con mayor experiencia y un año más de edad.
“La competencia estuvo dura. Fue muy emocionante correr en Cartagena y tenía muchas ganas de ganar. Iba en tercer lugar pero por alguna razón ‘Chevi’ se estrelló y quedé de segundo”.
Se pilotos participaron en la competencia en la que Juan fue segundo. Las categorías del GP de la heroica eran Babies, para niños de 4 a 6 años, Micro, en la que corren los pilotos de 7 a 9 años y Mini de 10 a 12 años. “Juan compitió en la última porque cuando fuimos a inscribirlo ya estaban llenos los cupos en su categoría. El joven que quedó de primero en esta competencia tenía 12 años”, explicó Carlos Julio.

En el podio es más evidente la diferencia de edades y experiencia entre el ganador y Juan Sebastián, quien ocupó segundo lugar.
La competencia
De acuerdo con el orgulloso padre de este pequeño amante de la velocidad, “las pistas son en promedio de un kilómetro y doscientos u ochocientos metros. Aunque la mayoría de las carreras del campeonato se corren en el sector del autódromo de Tocancipá, exactamente en el kartódromo Juan Pablo Montoya, la de Cartagena es la de mayor renombrepor ser un circuito callejero, incluso la llaman el Mónaco del kartismo colombiano”.
“Por lo general las competencias son de tres mangas. Una manga es una carrera y una carrera consta de 10 o 12 vueltas a la pista dependiendo de la definición del circuito. La última, que es la más importante porque da mayor puntaje, es el doble de vueltas, es decir 24. Si una vuelta en promedio dura cerca de 50 segundos, la competencia dura alrededor de 20 minutos”.
El papá del pequeño piloto explicó que entre las muchas diferencias que hay entre los motores son completamente distintos, la velocidad que se alcanza en una pista de aficionados es de 40 máximo mientras que el las profesionales oscila entre los 100 km/h

Durante la competencia el pequeño piloto demostró que tenía todo lo que se necesitaba para subirse al podio.
Los espectadores
Los padres Juan Sebastián recordaron con gracia que “a las personas que veían la carrera les causaba admiración ver a estos pilotos, porque son todos niños muy pequeños, que alcanzan velocidades muy altas. La relación de tiempo entre la categoría de Juan a la de los adultos es de 3 o 4 segundos, eso no es gran cosa para nosotros, por supuesto para ellos en la competencia ese tiempo marca una diferencia enorme”.
Sentimientos encontrados
Tanto el papá como el hijo son amantes de los vehículos a toda velocidad. Carlos Julio es el más emocionado con el amor de Juan Sebastián por las carreras, pasión que heredó de él. Johanna recuerda que cuando estaba embarazada acompañaba a su esposo a ver las carreras de Juan Pablo Montoya durante las madrugadas.
“Nosotros empezamos asistiendo a la pista de aficionados del Éxito oriental. Al principio la lucha era que lo dejaran entrar porque era muy pequeño y no lo permitían pero hay que tener en cuenta que la mayoría de los pilotos profesionales empiezan desde los cuatro años.Desde la primera vez que corrió quedó encantado, y cuando dijo que quería practicar este deporte yo estuve igual de feliz”.
La parte más difícil ha sido para la mamá, porque los nervios, siempre la acompañan cuando su hijo corre. “Yo me siento siempre muy nerviosa siempre. Al principio no estaba de acuerdo con que practicara ese deporte. Los nervios están ahí todo el tiempo: cuando hace un trompo, cuando sale de la pista, digo Dios Santo en cualquier momento pasa algo y… Pero al ver cómo le apasiona, cuánto le gusta y lo mucho que ha evolucionado ya no queda nada más que respaldarlo. Mientras él quiera y nosotros podamos siempre lo apoyaremos”.
“Es impresionante ver a Juan Sebastián 20 minutos corriendo, en este caso en Cartagena, sin que hubiera conocido la pista con anterioridad, con la temperatura de allá y la poca experiencia que tiene, porque solamente lleva un año corriendo y hay niños que a la misma edad de mi hijo ya llevan en las pistas 4 o 5 años y entrenan al menos dos veces por semana. Juan Sebastián no tiene esa facilidad y para practicar tiene que viajar a Bogotá, y cuando tiene competencia, tratamos de viajar un día antes para que ensaye antes”.
Apoyo incondicional
Aunque los padres de Juan son consientes de que en este país el escenario deportivo no ofrece tan amplias oportunidades como en otros manifestaron que la idea es apoyarlo hasta el final. “Yo creo que en el deporte es fácil determinar hasta que punto se continúa o en qué momento tal vez hay que desistir. Por ejemplo en el fútbol, si a los 16 años el jugador no está en un equipo importante, ojalá en el exterior, es importante considerar que posiblemente esa no es la mejor opción”.
Juan Sebastián seguirá intentando ser el mejor, a pesar de la dificultad que esto representa. Su papá y su mamá estuvieron de acuerdo con él al lamentar que Santander no cuente con el apoyo para los deportistas de disciplinas como ésta ni con escenarios deportivos para las prácticas. “Es mejor el deporte que la televisión, así las cosas sean difíciles, uno debe perseguir sus sueños”.