Guillermo quiere que los niños vuelvan a leer
En una de las esquinas del parque de Floridablanca Guillermo Antonio Quiroga tiene su trinchera educativa.
Allí, todas las tardes extiende sus libros y revistas para que la gente que pase se anime a hojear algún texto y, por qué no, lo lleve a su casa.
Cada viernes este hombre, declarado librero de profesión, toma en sus manos un ejemplar de Gente de Cañaveral y lo lee.
Por eso se animó a venir hasta esta casa periodística para comentar su intención: que la gente se interese por la lectura.
Guillermo no es un escritor reconocido, pero con su imaginación y gusto por la lectura ha escrito algunos textos que ya han tenido respuesta en empresas importantes como la Casa del Libro Total, que le ayudó a imprimir un pequeño texto dedicado a los niños.
Se trata de una serie de libros basados en la enseñanza de algunas costumbres nuestras y con hormigas culonas como protagonistas.
Son textos que bien podrían ser considerados como libros de entretenimiento y de enseñanza para las nuevas generaciones por el mensaje que transmiten.
Colecciones a la vieja usanza
Otro detalle curioso de este personaje es la colección de cuentos e historias que celosamente conserva laminadas.
Se trata de las historietas de Arandú, Kalimán, Memín, Tío Rico, El Santo y muchas más, que durante muchos años fueron texto obligado de niños y adultos y que en alguna época se alquilaban en puestos especializados.
Guillermo ha tratado de conservar ese espíritu y aunque ya los niños no se detienen a ver un cuento o un libro, por lo menos dejada sembrada esa inquietud, ya que su principal misión es despertar el amor por la lectura entre los floridablanqueños.