“Mis alumnos también fueron como mis hijos”

María Cristina Plata de Jaimes aseguró que lo mejor del día de la madre es que es una “excelente excusa para compartir en familia”.

En esta edición especial del día de las madres quisimos traer a todos nuestros lectores la historia de una súper mamá. La señora María Cristina Plata de Jaimes, quien fue la rectora del Colegio Fundación UIS durante 18 años y el pasado 8 de marzo recibió el reconocimiento ‘Trabajo de toda una vida’ del Womans Club de Bucaramanga.

Con un brillo en sus ojos que refleja la nostalgia que produce recordar viejos tiempos y una constante sonrisa que ilumina toda su casa de Cañaveral, en donde vive desde hace cuarenta años, María Cristina explica que “cuando me pidieron que fuera la rectora del colegio yo sentí nervios porque era una gran responsabilidad y no estaba segura de ser la persona idónea para el cargo, sin embargo, Orlando Díaz Gómez, quien era el rector de la UIS en ese momento, me dijo que para ese puesto no sólo se necesitaba una persona preparada, se necesitaba una mamá”.

Esta Historiadora y Trabajadora Social de la Universidad Industrial de Santander es madre de nueve hijos y abuela de 14 nietos. “Aunque tuve nueve hijos biológicos siento que mis alumnos también fueron como mis hijos. Yo me preocupaba tanto por ellos como por mis propios hijos. Muchas veces tuve que ser firme en mis decisiones pero mi corazón se alegra cada vez que me encuentro con alguna persona que estudió  en el colegio mientras fui la rectora. Es difícil reconocerlos porque la gente cambia mucho y ha pasado mucho tiempo, pero es una felicidad enorme verlos y saber que están bien y la vida les ha sonreído tanto como a mí”.

La señora María Cristina recibe el reconocimiento ‘Por su trabajo de toda una vida’ del Woman’s Club de Bucaramanga.

Desde 1981 hasta 1999

Proveniente de una familia también numerosa esta hermosa mujer de 76 años siempre estuvo acompañada de un enorme deseo de superación y aprendizaje. “Tengo tres hermanas y dos hermanos, éramos una familia de siete hijos y uno murió. Yo soy la menor de las mujeres”.

Después de culminar los estudios de su segunda carrera, María Cristina trabajó en el Colegio de las hermanas Franciscanas durante cuatro años como profesora y después durante tres años en el Hogar Infantil Santa Teresita. “Cuando salí del hogar infantil me ofrecieron el trabajo en el Colegio UIS. Yo aún no tenía el escalafón necesario y ese factor también me hacía dudar un poco de que tuviera el perfil; finalmente fue posible y obtuve todo lo que necesitaba en una misma semana. Cuando yo empecé en el colegio todavía quedaba en la sede de Los Pinos”.

María Cristina sostiene el diploma que acredita el reconocimiento que le fue otorgado por su distinguida trayectoria.

Escuchar a María Cristina hablar de la época del colegio es tan gratificante como verla sonreír al recordar. “Siento una enorme gratitud con Dios y con la vida por haberme permitido formar parte de la construcción del colegio cuando empezó donde está ahora. Para nosotros era muy emocionante saber que éramos la mejor institución del momento por la calidad de sus docentes. Aunque yo no tenía la potestad completa de contratar a las personas, sí cuidaba que el personal que ingresaba fuera la mejor opción para el cargo que se requería. Nosotros nunca contratamos por llenar espacios o por ayudar a un amigo docente que necesitara trabajo, siempre cuidamos que la gente que trabajara allí fuera la mejor, por eso debo decir que mi éxito como rectora se debió a que tuve la suerte de contar con un excelente equipo”.

La familia

Juan Carlos, María Isabel, Roberto, Luis Alfonso, Martha Inés, Diana Margarita, María Cristina, Néstor Saúl y Fernando José son los nueve orgullosos hijos de María Cristina. “Dos de mis hijos están en Estados Unidos, Néstor Saúl que es Ingeniero Industrial y María Isabel que se convirtió en religiosa Franciscana y es Licenciada en Filosofía”.

Ser mamá de casi una decena de hijos no fue una tarea fácil. “Antes yo dormía muy poco. Atender a nuestra familia era un trabajo duro y yo llegaba a casa hasta bien entrada la noche, después de que el último alumno salía del colegio. Alistaba la ropa del día siguiente y parte del desayuno para que al día siguiente fuera más fácil la preparación. Yo prefería hacerlos para que la empleada pudiera dormir hasta un poco más tarde pues el trabajo de esta casa tan grande siempre fue muy exigente. Los niños quedaban listos para irse a estudiar y yo me iba a trabajar. Nunca me levantaba después de las 4:00 a.m.”

María Cristina siente una enorme gratitud por este sencillo homenaje y asegura que “muchas madres de Cañaveral son tan merecedoras de esto como yo. Este reconocimiento no es sólo para mí, es para todas ellas”. Ahora María Cristina dedica sus días a bordar, tejer y cuidar de su enorme jardín y sus dos perras salchichas Flica y Paca. “Estoy feliz porque puedo decir que he tenido una vida plena. Dios me acompañó durante todos mis días y sigue a mi lado ahora que puedo levantarme tarde”, finaliza con una enorme sonrisa y la sala vuelve a brillar.