Cuatro años de servicio a la comunidad
Monseñor Néstor Navarro emprende nuevos retos y deja un ‘terreno’ ganado.
“Los llevo en el corazón y nunca los olvidaré”, con esta frase concluye Monseñor Néstor Navarro los cuatros años de labor en la parroquia Santa María Reina de Cañaveral desde su llegada el 7 de agosto de 2007.
Con un nudo en la garganta e infinitamente agradecido Monseñor Néstor Navarro dice adiós para darle paso a Enrique López quien asumirá a partir del 28 de enero.
Durante los cuatro años de trabajo recorrió la comunidad y fue un abanderado de la remodelación del templo. Esta labor se resume en las misas diarias, visitas a enfermos, consultas, confesiones y presenciar la unión matrimonial de 402 parejas, así como 800 bautizos.
Se centró en vivir la fe católica e impartir los principios espirituales a los más de mil feligreses que se aglomeraban en la iglesia durante las misas dominicales, Semana Santa o Navidad. “Caminé con ellos, viví la fe, les prediqué el evangelio y oré con ellos acompañándolos en su vida espiritual”.
Cuatro años de trabajo que tiene sus frutos
Entre los logros de Monseñor Navarro al frente de la parroquia se destacan la ampliación de 202 metros cuadrados de la iglesia y arreglos de los osarios para los restos mortales, fuentes, jardines, salón parroquial y la construcción de oratorio y la iluminación navideña exterior e interior que despertó complacencia a los visitantes. “Tuve mucha colaboración de centenares de jóvenes y adultos a disposición. Uno solo no es capaz de hacer todo esto”.
Con el apoyo de la comunidad se recogieron ayudas en dinero, mercados y enseres para los afectados por terremoto de Haití y damnificados de la pasada ola invernal en el país. “La gente es muy solidaria en lo social y la gente responde. Me sentí muy bien durante estos cuatro años porque hubo cercanía y cariño”.
También se promovieron recolectas desde la parroquia para llevar mercados a familias vulnerables de Cuesta Rica, Tona y el Playón. “Todo los que puedo decir es que les guardo cariño y gratitud porque fueron lo mejor que me pudo pasar en la vida”.
Me da gusto por el P. Néstor verlo así satisfecho del trabajo hecho de la mano con su gente. Me da pesar, siento horror, por el párroco que les llega, espero que el tamaño del templo alcance para albergar su ego… No estará de más invitarlo a tratar bien a la gente. Después de los párrocos que ha tenido esta comunidad, caracterizados por su cercanía y respetuosa amabilidad, no me espero que repita lo que ha hecho en otros lugares, de rodearse de unos pocos y serviles colaboradores, de alzar la voz sin justificación, de maltratar, de sentirse comandante y gerente y no pastor. Que no sea solamente el dinero lo que motive su labor. Que convoque, que anuncie, que testimonie, que haga brillar la riqueza del ministerio que le confió la Iglesia (no es suyo, es ministro, colaborador, administrador, y no terrateniente de una parroquia). Al señor Enrique López se le espera encontrar en la parroquia, que se le pueda hablar, que escuche. Gracias P. Néstor por su labor. Buen viento, buena mar…!